viernes, 28 de junio de 2013

Thornbridge Wild Swan & David Bowie - Hunky Dory (1971)

Cerveza suave en su conjunto pero rica en matices y un álbum que pese a como pueda sonar es de todo menos insulso y prescindible.

Summer Ale de libro y poprock proto-glam.


Thornbridge, es una brewery inglesa creada en el condado de Derbyshire en 2005, esto representa bien poca cosa en la vasta historia cervecera inglesa. Pero Thornbridge es especialmente importante porque junto a Stefano Cossi, fué fundada por Martin Dickie. ¿Quién es Martin Dickie? Pues, ni más ni menos, quien en 2007 abandonó Thornbridge para fundar Brewdog con JamesWatt.

Thornbridge, sobrevivió a la ruptura y aunque es obvio que, hasta la fecha, no han tenido una progresión tan espectacular como la de BrewDog (y además siempre arrastrarán el hándicap de ser conocidos por eso), se puede decir tranquilamente que sobreviven por méritos propios. Por aquí es complicado encontrar la totalidad de su gama. Normalmente apenas pueden verse diferentes estilos de Pale Ales (IPA, APA, “South Pacific Pale Ale”), una Vienna Lager, una Imperial Russian Stout y alguna colaboración. Pero su gama es bastante más extensa y, como buenos ingleses que son, además de embotellar y embarrilar una parte importante de su producción se acondiciona en Cask.
La cerveza que nos ocupa hoy es la Wild Swan, ellos le atribuyen el apelativo de White Light Pale Ale y es, para que todos lo entendamos, lo que se viene conociendo como una Summer Ale.


El álbum escogido para disfrutar de esta suave pero nada insulsa cerveza ha sido el Hunky Dory del gran David Bowie.
Era 1971 y Bowie estaba lejos de ser la estrella que prometía ser en el 69 con su Space Oddity (que funcionó más como single que como álbum). Le siguió una etapa en la que se presentaban como The Hype, pero la idea no funcionó y en 1970 apareció el The Man Who Sold The World donde probó con algo más Hard Rock y comenzó a explotar su aspecto andrógino, declarando ser gay para alcanzar más popularidad, maquillándose,... Pero, pese a todo, fracasó de nuevo.
Así que volvió a lo que le había funcionado, a esa voz a la vez afeminada, desgarbada y melancólica. Acompañada por un sonido más pop que otra cosa, que le permitían decir absolutas barbaridades pero pudiendo sonarle bien a las madres.
Pero Hunky Dory no es solo un álbum pop con golpes de guitarra acústica cantado por un hombre con voz de veinteañera con alguna copa de más (¡vale! También puede parecer una prostituta cincuentona borracha...). Sobre esas inofensivas melodías Bowie recita letras que son de todo menos superficiales, pasa como si tal cosa por la sexualidad, la filosofía, el poder mundial, la enfermedad mental,...
Desde el principio, en Changes, confiesa que -a pesar de estar encontrando el estilo que más tarde le hará confirmarse como estrella del Rock- piensa seguir reinventándose.
Oh! You Pretty Things plasma la dicotomía de plasmar profundas reflexiones, sobre músicas  pop, melódicas y alegres. Este segundo tema, aunque cueste creerlo por esa melodía de aparente felicidad, esta basado en un futuro poco prometedor extraído de la literatura de ciencia ficción combinado  con tesis de Nietzsche.
Después del breve Eight line poem. Lo da todo con la perla del disco, Life on Mars?, una pieza espectacular se coja por donde se coja. Las guitarras acústicas suenan genial y el texto es una especie de Clockwork Orange aplicado a los cambios que se están viviendo en la sociedad de esos años, todo narrado en tono surrealista-esquizofrénico. Se dijo de ella que es una suma de un musical de Broadway y un cuadro de Dalí. Además Life On Mars? fue escrita como mofa del My Way con el que Anka y Sinatra triunfaron. Resulta que Bowie estuvo cerca de apuntársela, pues fue el primer encargado de la traducción de "Comme d'habitude".
Después llega la canción más inocente del álbum, Kooks, donde nos encontramos ante un Bowie desconocido relatándonos escenas familiares dedicadas a su hijo recién nacido.
Sigue una lamentosa Quicksand, que pese a estar musicalmente en el lado opuesto, rescata los mismos temas que se tratan en Oh! You Pretty Things y los pone patas arriba. Nos habla de sectas ocultistas que se creían demasiado el concepto nietzschiano del superhombre y que habían frecuentado los mentados Himmler, Churchill y “Garbo”.  También se menciona a Crowley, que era el tipo chungo que montaba las sectas.
La siguiente Fill Your Heart es una especie de himno hippie que rebosa buen rollo, libertad y felicidad. Seguramente más una burla de lo que no llegó a ser que otra cosa.
Las tres pistas siguientes son dedicadas a tres artistas que gozaban de gran éxito y reconocimiento en aquellos momentos, aunque la admiración de Bowie por ellos era dispar. En la primera, Andy Warhol, se homenajea al artista que para Bowie represento una fuente de inspiración imprescindible. Es necesario saber de esa admiración ya que no muestra reparos en hablarle de tu a tu y describirle tal y como el lo ve. De hecho, a Andy Warhol no le gustó la canción porque pensó que se reía de su aspecto.
En la siguiente Song For Bob Dylan, se atisban más aires de mofa que de elogio, Bowie le habla con despreció y lo acusa de inaccesible y de acomodado, aunque no esta descartado que en el fondo Bowie admirará al rey del Folk-Rock. El tema parodia la Song to Woodie del propio Dylan ya en la primera linea, pero invirtiendo totalmente el tono y el lenguaje (Bowie llama a Dylan por su nombre de pila). Todo esto en un tema que calca el estilo Dylan en lo musical y de forma muy lograda también en la voz, que lo hace todo aún más pernicioso.
Y le sigue una increíble Queen Bitch, un sincero homenaje al sonido Velvet, una muestra de admiración por Reed y lo que hacían los de New York. Y le quedó tan bien que por si sola Queen Bitch ejemplifica perfectamente lo que será el Ziggy Stardust y el Glam Rock bowieriano.
El álbum finiquita con The Bewlay Brothers una canción difícil de interpretar y que al parecer está dedicada al hermano de Bowie que padecía esquizofrenia. En cualquier caso, es un tema en forma de balada tan lúgubre y siniestro que cierra el disco dejando un regusto extraño. Parece que en la última canción por fin música y letra se ponen de acuerdo después de haber corrido por su cuenta durante todo el disco.
Así Bowie en Hunky Dory sienta las bases de lo que será su gran éxito unos meses después, el The Rise And Fall Of Ziggy Stardust And The Spiders From Mars, que plasmará como ningún otro la cumbre de su inspiración, su éxito y, también, su excentricidad. Hunky Dory se queda a un paso pero es igualmente un disco imprescindible.


La Wild Swan al servirse presenta una espuma muy blanca de burbuja irregular, con buena presencia aún sin ser muy abundante. Tampoco destaca por su retención pero aún así no se desvanece completamente, permaneciendo durante toda la toma con una fina capa cubriendo el líquido. Presenta un color dorado pajizo y una efervescencia visible con burbujas que suben rápidamente por el líquido totalmente transparente.

En nariz destacan aromas a lúpulos cítricos (puro limón) y herbales (hierba recién cortada).  El perfil aromático de la malta es casi imperceptible, en cambio, se puede sentir algún compuesto de la levadura. La conjunción de estos aromas acaba mostrando también especies (pimientas), resinas suaves.
En boca destaca la frescura, potenciada por la carbonatación que sin ser excesiva es considerable e incluso alta para una cerveza inglesa.  Invita a un trago muy largo por su baja graduación (3,5%) y su amargor muy moderado. No destaca por su cuerpo, algo que no es un “defecto” si hablamos de una Summer de tan baja graduación. Se muestra seca pero sin nada de astringencia, lo cual la hace aún más refrescante.
En el retrogusto vuelven a aparecer las notas herbales del lúpulo y algo de uva dulce.



Pues finalmente estamos ante un maridaje birromusical muy curioso. Wild Swan que desde un principio (por graduación y aspecto en el vaso básicamente) podía parecer de lo más insulsa, resultó tener algo más que aportar. De manera similar pasa con Hunky Dory, lo escuchas y te parece liviano, popero, que alterna con buen criterio entre baladillas bien hechas y temas algo más rock. Pero resulta estar repleto de complejidades y es que la “locura” de Bowie estaba reciente a explotar y se dejaba ver algún que otro atisbo de genialidad. Quizás la Wild Swan no sea tan completa como para manejarse con estas complejidades, pero sintoniza perfectamente con la escucha superficial del disco en un mediodía soleado de primavera degustándola bien fresquita, ya que al calentarse afloran algunas de sus carencias. 

viernes, 14 de junio de 2013

Dale's Pale Ale & Pixies - Doolittle (1989)

Dale's Pale Ale & Pixies - Doolittle

Aquí va la primera entrada a este blog con un maridaje birromusical que me ha causado una enorme satisfacción.



La cerveza degustada ha sido la Dale’s Pale Ale de Oskar Blues BrewingEsta cervecera americana fue de las pioneras y permanece como estandarte de las Canned Craft Beers (cerveza artesana enlatada) que en poco más de un año a nuestro alcance tanto nos han sorprendido. A los que hemos podido probarlas nos han roto el mito de que la cerveza en lata sabe peor.

En Oskar Blues presumen de ello y parece que toda la producción que sale de su fábrica en Colorado va en latas de 33 o 50 cl. Además de la Dale's, en Oskar Blues son los artifices de maravillas enlatadas como la Ten Fidy (Imperial Stout) o la G'Knight (Imperial Red IPA). Además, y como también es costumbre al otro lado del charco, en Oskar Blues no solo se limitan a hacer cerveza sino que también poseen un gran restaurante donde degustar sus cervezas junto a copiosas raciones de comida de lo más americana. Y, por si fuera poco, tienen sus propias granjas de cereales y lúpulo e incluso una empresa de bicicletas REEB cycles.

Centrándonos en la Dale's, al ser llamada Pale Ale sorprende primero de todo por su porcentaje alcohólico 6,5% y su grado de amargor de 65 IBUs. Esto la sitúa un poco fuera de estilo, incluso considerándola una American Pale Ale (más generosas que las Inglesas). Si nos ceñimos a los varemos estilísticos debería considerarse una IPA.

Respecto al disco. El Doolittle de los Pixies, fue en 1989 el segundo LP de la banda confirmando que lo del Surfer Rosa (1988) no había sido un espejismo y que realmente los de Boston estaban sentando las bases de lo que tenía que sonar en la década que estaba por empezar. Así, sin ninguna duda, estamos ante los precursores del Grunge, y quizás ningún grupo de los que luego se apuntaron a susodicho movimiento llegó a igualarlos en calidad y autenticidad.

Con un sonido más depurado pero sin alejarse de la filosofía que impregnaba Surfer Rosa y el EP de debut Come On Pilgrim (1987), la banda sigue mostrando los altibajos propios de su estilo, temas más cándidos (o poperos si se quiere) como Here comes your man o La la Love se contrarrestan con el rock duro y los chillidos de Wave of Mutilation o Gouge Away.
Cabe remarcar que el propio Black Francis (vocalista de la banda) reconoció la influencia que el surrealismo de David Lynch influyo en su música. Esto se traduce tanto en su sonoridad como en los temas de las letras moviendose entre la locura, las escenas bíblicas más violentas, la autodestrucción y las perversiones sexuales. Además, el tema de apertura Debaser se inspira en Un Chien Andalou de Buñuel y Dalí. 


Comienzo el maridaje sirviéndome la Dale's en un vaso de pinta americana, aparece una cerveza dorada tirando a ámbar, muy transparente. La espuma, de burbuja pequeña, aparece consistente y, si bien no es rocosa, tiende a "crostear" en su parte superior. A pesar de ello la retención de la espuma no es demasiada y disminuye en los 2 primeros minutos quedando una fina capa, que por otro lado se puede mantener cubriendo el liquido durante toda la toma.
En nariz vienen rápidamente las notas de lúpulo, pero bien entremezcladas con las maltas tomando un perfil aromático complejo, más propios de American Ambers. Los aromas recuerdan a frutas rojas, resina de pino, mandarina y algo de bizcocho, finalmente también se aprecia un poco de alcohol.
En boca muestra el potencial de sus 65 IBUs, presentando un amargor considerable y que sorprenderia a cualquiera que pensara que tiene una Pale Ale al uso entre sus manos. Rápidamente este potente amargor se entremezcla con el dulzor maltoso-caramelizado equilibrándola perfectamente. Ya no queda ninguna duda, la Dale's está muy próxima a una American IPA. La carbonatación es suave y conforme se va bebiendo (y calentando) se vuelve casi inapreciable. El amargor perdura después del trago en los laterales de la lengua y en el retrogusto vuelven a aparecer frutas rojas, resinas y cítricos.



Sin duda el maridaje entre esta cerveza y este disco resulta más que apropiada. Ambos ofrecen una contundente amalgama de sensaciones. Dulzura y amargor en el caso de la cerveza, y momentos de melancolía seguidos de gritos de rabia en el caso del disco. Los gritos de Francis son sin duda dignos de los 65 IBUS de la Dale’s. En cambio, los coros de Deal y las guitarras, que en algún tema llegan a sonar alegres, se sintonizan a la perfección con la malta caramelizada y los aromas afrutados.